La Serena se despide con alegría y gratitud después de una primera Jornada Nacional de la Juventud llena de vida, energía y esperanza. Estos días maravillosos han sido un regalo de Dios, quien ha estado presente en medio de los jóvenes, renovando nuestros deseos de seguir trabajando por el Reino.
Los jóvenes han sido un bálsamo para nuestras almas, recordándonos que la crisis y las dificultades no deben dejarnos en la desolación. Al contrario, nos han mostrado que juntos podemos levantar la cabeza y construir una cultura nueva del cuidado y buen trato.




Hoy nuestro compromiso es mayor. Debemos ser fieles al Señor y fortalecer la esperanza, aprendiendo de nuestros errores y caminando juntos como pueblo de Dios. No podemos dar un testimonio más creíble que este: hacer vida el evangelio con alegría, entusiasmo y motivación.
Que esta experiencia sea un impulso para que en la próxima jornada se sientan contagiados aquellos que no apostaron por esta JNJ. Los adultos debemos apoyar y acompañar a los jóvenes, porque ellos traen la fuerza y la energía juvenil que nos hace falta.
En esta misma alegría, nuestros jóvenes capuchinos están inmersos en una profunda preparación espiritual para vivir un Campamento franciscano, un espacio de encuentro y crecimiento en la fe. En este campamento, jóvenes de diversas partes de Chile tendrán la oportunidad de vivir un verdadero encuentro con Dios a través del carisma capuchino, inspirado en la vida y enseñanzas de San Francisco de Asís.




El campamento se realizará entre los días 3 y 9 de febrero, y será un momento de reflexión, oración, y celebración, en el que los jóvenes podrán compartir experiencias, fortalecer su fe y descubrir su vocación.
Generemos comunión para que nuestra Iglesia chilena florezca. Recordemos que el Faro que nos guía es el Señor. Estamos aquí, Señor, dispuestos a ser lámparas encendidas por tu Luz. ¡Que tu Espíritu nos guíe y nos anime en este camino!