Como cada año, una cita nos convoca los primeros días de julio… el recuerdo de la aprobación papal de la incipiente Reforma Capuchina en 1528 (con bula “Religionis Zelus”) cuando se puede identificar con una fecha cierta el dinámico inicio de nuestra familia espiritual.
Como cada año, no sólo se trata de una mirada hacia la historia… Hoy queremos celebrar en comunión con nuestras hermanas y hermanos que conformamos esta red de relaciones espirituales que llamamos Familia, y que va mucho más allá de los frailes presentes en 110 naciones.
En primer lugar, nos unimos a nuestras hermanas contemplativas: las Clarisas Capuchinas, las Clarisas Capuchinas sacramentarias, las Capuchinas de La Tercer Orden de San Francisco y las Clarisas de Adoración Perpetua, que diariamente ofrecen su oración y entrega en beneficio de toda la familia.
Muy especialmente entramos en comunión con todos nuestros hermanos y hermanas que son miembros de los Institutos de Vida Consagrada agregados a nuestra Orden, tantas veces fundados o acompañados por frailes capuchinos en el origen y en la historia… Hemos sido compañeros de misión y evangelización, en tantos lugares… hemos compartido santidad y martirio que sellan nuestra común unión.
Y también reconocemos lazos espirituales con tantas Instituciones y asociaciones laicales que tiene su origen y relacionamiento con los frailes capuchinos: jóvenes, adultos, familias, grupos de oración, obras sociales, organizaciones de promoción humana, servicios de apoyo misionero, voluntariado, escuelas, hospitales, etc… Tantos y tantas que se sienten auténticamente capuchinos viviendo y sirviendo como laicos con una identidad y espiritualidad especial: a ellos nuestro reconocimiento y agradecimiento.
Las consecuencias dolorosas y prolongadas de la pandemia aún se hacen sentir y no es conveniente promover encuentros presenciales todavía… Pero ciertamente la comunión tiene una frecuencia más profunda: la oración común y los signos de cercanía fraterna no nos faltarán en esta celebración.
Por eso te proponemos en esta V Jornada:
- Orar y promover la oración por la Familia Capuchina;
- Difundir el sentido de esta Jornada en los medios de comunicación: (redes, mensajes, páginas web, cartas, publicaciones, etc…);
- Realizar algún gesto de cercanía entre los miembros de la familia capuchina de tu región o ciudad;
- Profundizar el conocimiento de dos grandes figuras de nuestra familia, dos mujeres de gran talla espiritual: la beata María Francisca de Jesús Rubatto, que pronto será canonizada, fundadora de las Hermanas Capuchinas de madre Rubatto, y la venerable María Lorenza Longo, que será beatificada el 9 de octubre próximo, fundadora de las Clarisas Capuchinas.
En cada fraternidad, en cada convento y monasterio, en cada misión e iglesia nuestra estamos invitados a protagonizar esta Jornada alimentando el espíritu de familia que nos hace crecer en el amor a nuestra identidad y renueva nuestro entusiasmo para poner el carisma al servicio del Pueblo de Dios.
Fr. Leonardo Ariel González Ruilópez
Delegado del Minsitro general
Para las monjas capuchinas y
Los Institutos agregados a la Orden.
V Jornada de la Familia Capuchina
3 de julio de 2021
ORACIÓN “ENCIENDE EN NOSOTROS EL FUEGO”
Oh, Espíritu Santo,
llena el corazón de tus fieles
y enciende en nosotros el mismo fuego,
que ardía en el corazón de Jesús,
mientras él hablaba del reino de Dios,
mientras anunciaba a todos la buena noticia:
“¡Vuestro Padre quiso daros su reino…
todos vosotros sois hermanos!”
Haz que este fuego se nos comunique,
así como se le comunicó a Francisco y Clara,
así como se encendió en los primeros capuchinos,
así como ha abrazado de amor a los fundadores y fundadoras
de nuestra familia espiritual.
Tú solo, Espíritu Santo,
puedes encenderlo
y a ti por lo tanto dirigimos nuestra debilidad
nuestra pobreza, nuestro corazón apagado,
para que tú lo vuelvas a encender con el calor,
con la santidad de la vida, con la fuerza del Reino.
Danos, Espíritu Santo,
de modo nuevo, el Carisma
para ser acogido en nuestra vida concreta
para ponerlo al servicio de la Iglesia,
para volver a donarlo a los pobres, a los últimos.
Te lo pedimos
por intercesión de María, madre de Jesús,
llena de gracia y comunión,
modelo de la Iglesia sierva y fraterna. Amén.
(Adaptación de una oración del Card. Carlo Martini)