Cada persona tiene en su corazón la presencia del Señor, siendo fuente de luz y alegría en la vida, transformando el mundo con su presencia única y especial. Descubrimos en la vida fraterna una profunda revelación del amor de Dios que se hace presente en cada hermano, siendo fuente de fuerza para superar juntos los desafíos del arduo trayecto de la misión, siendo en esta existencia hombres felices por compartir con los hermanos la grandeza de Dios que vive en nuestro corazón.
Este encuentro formativo está siendo fuente de inspiración y motivación para los hermanos de nuestra circunscripción, animando nuestra fraternidad chilena para su vida peregrina de ser en el mundo un instrumento del Señor.
Pidamos al Señor que conduzca siempre la vida fraterna de nuestros hermanos, para que inspirados por la gracia del Espíritu Santo tengan siempre sus miradas en la gracia del Señor.
¡Paz y bien!