El día viernes 23 de julio, como estaba presupuestado, concluyó el Retiro Provincial de los Hermanos Menores Capuchinos de Chile. En la Eucaristía, el Hno. René Llanquihuen hizo su renovación de votos temporales y con ello nos invitó a todos nosotros a terminar nuestro retiro diciéndole al Señor que lo queremos seguir en la Obediencia (escucha atenta a su Palabra y a la del Hermano), sin nada propio (con una actitud de desarraigo para buscarlo sólo a Él) y en Castidad (compartiendo nuestra entrega con los más pobres de nuestro tiempo). Fue una culminación en la oración frente al Santísimo, en la comunión y búsqueda de nuestro primer apostolado: la Vida Fraterna.
El predicador nos puso siempre de casa al Señor, de cara al magisterio del Papa Francisco y de las orientaciones de nuestro Hermano Ministro General Mauro Johri, en el sentido de mejorar nuestra vida espiritual y pensar en un apostolado desde nuestra vida fraterna.
Esto nos hace pensar en nuevas reformar de nuestras estructuras, aliviarlas, dirigirlas hacia la animación y revitalización de nuestra vida. Que la dificultad de vocaciones y de la edad en nuestras comunidades, no quite nuestra pasión por Jesucristo y nos anime a hacer un camino nuevo con los laicos, los cuales comparten nuestra fe y vocación. La necesidad concreta de volver a recuperar el amor primero.
Y al ponernos de cara al Señor, descubríamos la necesidad de recuperar el nuevo llamado que el Señor nos hace a la Humildad, a la austeridad, al desarraigo.
Como un compromiso de nuestro retiro, acogemos los tres testimonios que el Papa Francisco pide hoy a la vida consagrada: primero, dejarnos traspasar por el resucitado, dejar que Jesús sea el centro de nuestras vidas, que esto se pueda trasuntar en nuestras relaciones. Segundo, ser testigos de una vida de pobreza, de austeridad, de ser compartida con el que sufre hoy. Tercero, saber mostrar la misericordia de Dios, hacer sentir al otro el amor que Dios nos tiene, él que no hace diferencias de personas, saber mostrar la cercanía de Dios sin importar a quien, hacer notar a la humanidad la presencia de Dios, somos sus hijos y él no abandona a ninguno de ellos.
De este modo después del almuerzo fraterno, los hermanos fueron iniciando sus regresos a sus comunidades en la alegría de haber vivido unos días de mucha gracia en el Señor de la vida y de la fraternidad.
Hno. Héctor A. Campos M.
Ministro Provincial
Que bueno ver al padre Juan aunque sea en foto. Hace años lo conoci en San Jose de Concepción cuando yo aun estudiaba. Lo recuerdo con mucho cariño