¿Cuál es el mejor MOMENTO para decidir? ¿Es mejor entrar siendo aún niño o esperar a terminar la preparatoria, o una carrera, o a tener determinada edad?
La verdad es que lo mejor es responder cuando Dios llama: ni antes ni después. Si ya te disté cuenta de tener el llamado de Dios, ¿para qué te esperas? Y si tu llamado todavía no madura, ¿para qué te precipitas?
¿Cómo estar 100% SEGURO?
La vocación no es una certeza matemática, sino una certeza en la fe como la tuvo Abraham en su llamado Génesis (Gn 12,1). Si tú esperas una certeza que no te deje ninguna duda no la encontrarás jamás. El amor es también un riesgo, pero acuérdate de que es un riesgo en manos de Dios. Además, esa certeza irá creciendo con fuerza en la medida que vayas avanzando con generosidad en tu proceso vocacional.
Mi FAMILIA se opone
Debes convencerlos con la madurez de tu comportamiento y la perseverancia en tu determinación. Quizá también ellos necesitan tiempo para asimilar tu vocación.
¿Y si FRACASO?
En la vocación consagrada no hay fracaso posible si tú no quieres. Dios lo único que espera de ti es tu libre decisión de amarle y de aceptar su voluntad sobre ti. Por eso, mientras tú estés dispuesto y digas «Señor: ¿qué quieres que yo haga?», no te puedes equivocar. Otra cosa será el camino por el que el Señor te quiera llevar que, a veces, es muy misterioso.
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