Los Talleres de Oración y Vida comenzaron en 1984, mientras su fundador el Rvdo. P. Fr. Ignacio Larrañaga Orbegozo, O.F.M. Cap., recorría numerosos países del mundo ejercitando su ministerio pastoral y sintiendo la necesidad de ayudar a las almas a introducirse en el trato personal con Dios para que le puedan conocer, con el fin de hacer de cada cristiano un amigo y discípulo del Señor. Desde entonces, los Talleres de Oración y Vida han conocido una gran expansión en varios continentes.
Los Talleres de Oración y Vida constituyen un servicio a la Iglesia y tienen como objetivo primordial enseñar a los fieles a orar de un modo ordenado y progresivo, a través de cursos eminentemente prácticos, al modo de un taller, en los que se aprende a rezar rezando. Con su ejemplo, Cristo atrae a sus discípulos a la vida de oración (cfr. Lc 11,1).
Además de introducir paulatinamente a sus miembros en la vida de oración, haciendo una síntesis vital con las actividades temporales ordinarias, son también objetivos propios de los Talleres de Oración y Vida la concienciación en sus integrantes de la dignidad recibida con el sacramento del Bautismo y de su responsabilidad en la Iglesia y en el mundo, convirtiendo cada Taller en un semillero de vocaciones al apostolado laical al servicio de las Diócesis y Parroquias, transmitiendo con la Palabra y la presencia, el amor del Padre a todos los hombres, en especial a los más necesitados.
Este servicio de los Talleres de Oración y Vida, reconocido y probado por la Santa Sede en 1997 y confirmado, según Decreto de Aprobación dado por el Concejo Pontificio para los laicos el 4 de octubre de 2002, constituyen la cumbre y coronación de toda la actividad apostólica del Padre Larrañaga, por su fuerza expansiva, por sus frutos y por el alto aprecio hacia los mismos, manifestado por la Santa Sede y los Obispos.
Con más de 16.000 Guías actuando en el mundo entero, a través de los PLW, están enseñando a la gente a orar, de una manera experimental y progresiva, introducióndolos en la oración litúrgica y en la vida sacramental.
La misión del Guía es la de implantar a Dios vivo en los corazones, y al mismo tiempo abrir un manantial de paz, de fortaleza y de alegría en estos mismos corazones. Por un lado es una tarea eminentemente evangelizadora y, por otro lado, es una tarea eminentemente humanitaria.
Los Talleres, ha explicado el fundador, son un servicio a la Iglesia, pero un servicio que tiene una finalidad muy precisa: enseñar a orar de modo ordenado y progresivo, en el sentido de que se va desde las primeras experiencias de los principiantes hasta la contemplación. Entre los cristianos, en general, se reflexiona bastante sobre la Palabra de Dios y se hace bastante hincapié en catequesis. in embargo, no se enseña a orar, por lo menos de modo sistemático y práctico.
Los Talleres quieren hacerlo mediante un curso que consta de quince sesiones, que se celebran una vez por semana y duran dos horas; no se trata de un curso teórico sino concreto y práctico, precisamente como sucede en un taller, en el que se aprende trabajando y se trabaja aprendiendo. Nuestro movimiento enseña a orar, orando.