La vida fraterna es un verdadero tesoro. En nuestra vida de hermanos menores, encontramos en el otro la grandiosidad de nuestro Dios que vive en cada corazón, transformando nuestras fraternidades en verdaderas casas de acogida y de alegría.
En este encuentro formativo, por la gracia del Espíritu Santo que nos iluminó con su amor, encontramos en cada hermano la verdadera respuesta de nuestra vida: ¡La vida entregue a Cristo tiene sentido! Solo por su gracia y por su amor encontramos en la vida un real sentido de libertad, de alegría, de esperanza,, de ser en nuestras vidas hermanos menores, seguidores de Jesús, caminando por las huellas de San Francisco, siendo en la existencia un instrumento de su paz.
Terminamos nuestra semana formativa, pero con nuestros corazones llenos de alegría y esperanza, pues vivimos en esta semana la verdadera motivación que transforma nuestra vida: ¡La más bella vivencia fraterna!
Agradecemos inmensamente la disponibilidad del hermano Jayme Rey Escapa ,vicesecretario de la formación de nuestra Orden. ¡Su presencia en nuestra Delegación nos ha llevado a una profunda experiencia de Dios en fraternidad!
Con esta profunda experiencia, comenzaremos nuestra Semana Santa. Motivados por el amor del Señor, seguiremos firmes en sus promesas, confiando siempre en sus palabras que nos llaman a ser en esta vida un siervo hermano menor.
¡Paz y Bien!