Jeremías 31.31-34: Ante una religiosidad externa, superficial, jurídica, se promete una Alianza nueva en la que Dios escribirá su Ley no en piedras, sino en el corazón del hombre, un corazón renovado.
Hebreos 5,7-9: Cristo, el que supo vivir la Alianza porque gracias a su condición humana. Aprendió a obedecer.
Juan 12,20-33: Todos buscan seguir a Jesús ya que es el polo de atracción, pero hay que aceptar sus exigencias: el servicio a Él, a quien debemos imitar.
1.- Un paso más en este caminar de la cuaresma. Se nos hace un llamado a volvernos sinceramente al Señor.
Israel no supo responder a los requerimientos del Señor. Se conformó con un seguimiento superficial, externo. Le dio mucha importancia a la Ley escrita en piedras, lo que le hizo caer en un literalismo cerrado. No supo servir al Señor. Por eso es que el Profeta anuncia una Alianza mejor, superior. Si la primera Alianza fue escrita en piedras, la nueva será escrita en el corazón del hombre; es decir, llegan días en que el servir al Señor será auténtico, no algo superficial. Ley que ahora será promulgada por su Hijo. Por eso la Palabra y la liturgia nos están invitando a algo nuevo, porque ya sabemos que en el Reino todo es nuevo. Se nos da una Ley nueva, que ha de ser aceptada por un corazón nuevo y así vivir como hombres nuevos. Es Dios quien realiza esta transformación, no el hombre. Ya que es Dios quien promete una Alianza mejor.
2.- Jesús, el Hijo de Dios hechos hombre, es no sólo el Mediador de esta nueva Alianza, sino también el modelo a imitar. Ya que Él fue escuchado por su humilde sumisión. El autor de la carta nos está mostrando qué es lo que en verdad agradó a Dios, cuál fue el único sacrificio que agradó a Dios: la obediencia de Jesús a la Voluntad de Dios. Jesús supo poner su voluntad de hombre en sintonía con la Voluntad de Dios. Por eso Él alcanzó la perfección y es causa de salvación eterna para todos los que le obedecen. Resultado: Jesús es el Hombre Nuevo Perfecto, a quien hay que imitar y seguir.
3.- Uno de los peligros que asecha a la religión es el caer en el legalismo y en exterioridades. Así se cumple con lo que dice el Profeta Isaías 29,13: “Este pueblo se acerca a Mí con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí, y el temor que me tiene no es más que un precepto humano, aprendido por rutina”. Y también Jesús criticó esta hipocresía al criticar el fariseísmo.
Estamos muy propensos a caer en una Nomolatría, un culto a la ley por la ley, perdiendo el horizonte hacia donde apunta la ley. Así se puede llegar a una casuística insoportable, que hace de la ley una carga y no una ayuda para ser fieles al Dios de la Alianza. Por eso importa mucho conocer a Jesús, el Mediador de la Nueva Alianza.
4.- “Queremos ver a Jesús”, fue la petición de los griegos a los discípulos. Y aquí veo yo jun desafío muy grande para nosotros los discípulos. Cómo hace ver, mostrar a Jesús. Y qué Jesús vamos a mostrar al mundo que quiere ver a Jesús. Porque muchos buscan a Jesús.
U la respuesta de Jesús es clara: “el Servicio” es lo define la hora de Jesús. Él viene a ser trigo que muere y fructifica (ese es su servicio); y el discípulo sigue al Señor sirviendo a los demás. Jesús, el Servidor por excelencia, nos muestra el camino de la perfección: sirviendo a Dios (obedeciéndole en todo), sirviendo a los demás (porque a eso vino el Señor).
Esta es la religión verdadera, la que agrada a Dios, la que consiste en servir a los demás (cfr. Santiago 1,27) y en cumplir siempre con la Voluntad de Dios (cfr. Mateo 7,21-23).
Fijémonos cómo la Palabra nos va encaminando en esta Cuaresma, cómo debemos centrarnos más en lo único necesario: obedecer siempre a Dios. Por eso, con el salmista podemos decir: “Crea en mí, Dios mío, un corazón puro”. Sólo así reposará en nosotros la Ley del Señor, su Voluntad.
Hermano Pastor.