«¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?» (Lucas 24,5). Es tiempo de fijar cada vez más nuestra mirada en el Señor de los vivos.
Mis hermanos de la Delegación San Francisco de Asís de Chile, mis Hermanas Clarisas Capuchinas del Monasterio de la Santísima Trinidad de Santiago y del Monasterio Santa Clara de Pucón, mis hermanos y hermanas, de la OFS, laicos y laicas capuchinos, nuestra juventud capuchina (Camjocap) y JUFRA, y todo el pueblo de Dios simpatizante con nuestro carisma franciscano, ¡Deseo que el Señor siempre nos dé la paz!
En este año 2025, celebramos con alegría el Jubileo de la Esperanza, mientras resuenan en nuestros corazones los 800 años del Cántico de las Criaturas, himno de alabanza y gratitud de San Francisco de Asís. Hermanos y hermanas, en tiempos de incertidumbre y prueba, la Resurrección de Cristo es el signo más grande de que la vida siempre triunfa sobre la muerte, la luz vence a la oscuridad y el amor es más fuerte que cualquier sufrimiento.
El Cristo resucitado nos invita a caminar con una esperanza renovada, a ser portadores de la alegría pascual y a cuidarnos mutuamente, así como a nuestra casa común, con el mismo amor con que Francisco acogía a toda la creación como hermana.
En este Año Jubilar de la Esperanza, la Pascua resplandece con una luz aún más intensa. Jesús ha vencido la muerte y, con su resurrección, nos abre un camino de vida nueva. Su victoria no es solo un acontecimiento del pasado, sino una promesa viva para cada uno de nosotros, aquí y ahora.Vivimos tiempos de desafíos, de incertidumbres, de cansancio interior. Pero la Pascua nos recuerda que no estamos solos, que el amor de Dios es más fuerte que cualquier oscuridad, y que la esperanza cristiana no es una ilusión, sino una certeza anclada en Cristo resucitado.
El Jubileo de la Esperanza nos llama a levantar la mirada, a volver al corazón del Evangelio, a ser testigos de la alegría y de la fe en un mundo sediento de sentido y consuelo.
Hermanos y hermanas, tengamos la certeza de que ¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado! En esta Pascua de esperanza, celebramos la victoria de la vida sobre la muerte, la luz sobre la oscuridad, el amor sobre el pecado. Este año, nuestra alegría pascual se ve enriquecida por un aniversario muy especial: los 800 años del «Cántico de las Criaturas», compuesto por San Francisco de Asís.En su canto lleno de gratitud y alabanza, Francisco nos invita a contemplar el mundo con ojos nuevos, a descubrir en cada criatura una hermana, un hermano, que proclama la bondad de Dios. En la Resurrección, esa armonía profunda entre el Creador y su creación se hace nueva, se llena de vida eterna.
Hermanos y hermanas, así como San Francisco cantó la belleza de la creación y la presencia divina en todas las criaturas, en esta Pascua estamos llamados a abrir los ojos a la vida nueva que brota a nuestro alrededor: en las personas, en la naturaleza, en la comunidad, en la fraternidad, en la sencillez y en la paz.
Que esta Pascua renueve en nosotros y en nuestras fraternidades la confianza, la fe sencilla y el compromiso de ser sembradores de esperanza. Que cada gesto, cada palabra y cada encuentro sea un reflejo de la vida nueva que brota del sepulcro vacío. Sigamos el ejemplo del Pobrecillo de Asís, testigos de la alegría pascual en un mundo que clama por paz y fraternidad.
¡Felices Pascuas de Resurrección! ¡Alabado seas, mi Señor, por la vida nueva en Cristo!De la Curia de la DelegaciónSantiago, 19 de abril de 2025, Pascua del Señor.
Fraternalmente,
Hno. Mauricio Silva dos Anjos, OFMCap. Delegado Provincial
