jueves , 26 diciembre 2024

Mensaje de Navidad del Delegado Provincial de la Delegación San Francisco de Asís, Chile

Navidad 2024

“El pueblo que caminaba en las tinieblas vio una gran luz;
para los que habitaban en las sombras de la muerte, una luz resplandecía”
(Is 9,1)

Mis Hermanos de la Delegación San Francisco de Asís de Chile, mis Hermanas Clarisas Capuchinas del Monasterio de la Santísima Trinidad de Santiago y del Monasterio Santa Clara de Pucón, mis Hermanos vocacionables, mis Hermanos y Hermanas, laicos y laicas y juventud capuchinos y de la OFS, al pueblo de Dios simpatizante con nuestro carisma Francisclariano, ¡el Señor les dé la paz!

¡En un mundo de desesperanza, estamos llamados a renovar la esperanza con toda la creación! La Navidad nos invita a renovar nuestra esperanza, porque «un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado» (Is 9,6) y la vida renace cada vez que un niño viene al mundo.

Como cristianos, tenemos dos grandes fiestas que marcan nuestra fe y nuestra esperanza de tiempos nuevos: la Encarnación y la Resurrección. En un mundo en guerra, de lo descartable y lo provisional, y donde las relaciones están cada vez más fragmentadas, nuestro mensaje de Navidad no puede ser otro que una oración, como hicieron los ángeles en la noche en Belén: «Gloria a Dios en lo alto y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad». ¡Que haya paz! Que la humanidad aprenda a vivir en paz, en armonía, en fraternidad, en solidaridad.

Queridos hermanos y hermanas, en este tiempo sagrado de Navidad, somos llamados a reflexionar sobre el nacimiento de nuestro Salvador, Jesucristo, y a renovar nuestra esperanza en un mundo mejor. Inspirados por el Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís, recordamos la belleza y la bondad de toda la creación y nuestra responsabilidad de cuidarla con amor y respeto. El Cántico de las Criaturas nos invita a alabar a Dios por todas sus criaturas, desde el sol radiante hasta la luna y las estrellas brillantes, desde el viento suave hasta el agua pura y refrescante. En cada elemento de la creación, vemos la mano amorosa de Dios y recordamos su presencia constante en nuestras vidas. Del 24 de diciembre de 2024 al 6 de enero de 2026, estamos llamados a vivir el año jubilar y a ser hombres y mujeres “Peregrinos de esperanza”. En este Año de la Esperanza, estamos llamados a renovar nuestra fe y nuestra confianza en la providencia divina. El nacimiento de Jesús

en un humilde establo nos muestra que Dios eligió hacerse presente entre nosotros de manera simple y humilde, trayendo luz y esperanza a un mundo a menudo sumido en la oscuridad.Que esta Navidad nos inspire a seguir el ejemplo de San Francisco, viviendo con simplicidad, gratitud y amor por todas las criaturas. Que podamos ser portadores de esperanza y paz en un mundo que tanto necesita el mensaje del Evangelio. Recordemos que, al igual que el sol y la luna alaban a Dios con su brillo, también nosotros estamos llamados a iluminar el mundo con nuestras acciones de amor y solidaridad.

La Navidad es un tiempo de alegría y esperanza que se prolonga en los días del nuevo año, pues creo en la resurrección y en la presencia de Jesús en nuestra historia, iluminando nuestro caminar, animándonos a lanzar las redes en aguas más profundas y no temiendo las olas del mar del mundo que quieren hundirnos. Tener fe y esperanza es no dejar que los problemas y obstáculos del camino nos impidan ir adelante y mirar el futuro con los ojos de Dios, porque «Él es más grande que todos y nadie puede arrebatarnos de sus manos».

Queridos hermanos y hermanas, siempre es Navidad cuando hacemos actos de bondad porque damos esperanza a alguien que nos necesita. Siempre hay más alegría en dar que en recibir. Basándome en esta afirmación, mi mensaje de Navidad es que nos dirijamos rápidamente a Belén (que hoy es nuestro mundo) como lo hicieron los pastores y los magos, y ofrezcamos lo mejor de nosotros a Jesús que está presente en los hermanos y hermanas. La verdadera Navidad va a suceder porque Él nacerá en los gestos de fraternidad.

Que la alegría del nacimiento de Jesús renueve nuestros corazones y nos fortalezca en nuestro compromiso de cuidar la creación y a nuestros hermanos y hermanas. Que podamos ser instrumentos de esperanza y transformación, llevando el mensaje de Navidad a todos los rincones de la tierra.Con este espíritu, dirijo a todos y a todas, mis más fraternos deseos de una santa Navidad y un feliz año nuevo 2025, Año Jubilar de la Esperanza y Centenario del Cántico de las Criaturas. Que este saludo llegue a los diversos contextos y situaciones en las que vivimos. Que sea una Navidad en la que, en espera orante, podamos gritar en comunión con tantos: «Cielos, destilen rocío desde lo alto, nubes, ¡hagan que llueva justicia y la paz! ¡Ábrase la tierra y brote la salvación!

¡Feliz Navidad, Dios está con nosotros!

Fraternalmente,


Hermano Mauricio Silva dos Anjos, OFMCap.
Delegado Provincial

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