El primer sentimiento de esta nueva asamblea, como un sentir de todos los hermanos, es que «al encontrarnos, se produce en nosotros una profunda alegría. Y es que podemos fraternizar, orar y trabajar con mucho gusto y alegría».
La asamblea comenzó en sintonía con el nuevo icono de la CLAR, basado en “Las Bodas de Caná”, evangelio de San Juan 2,1-11, como el nuevo Horizonte inspirador para el trienio 2018-2021.
De este modo, se reunieron los Hermanos Menores Capuchinos de Provincia San Francisco de Asís de Chile, en la casa de ejercicios de las Hermanas de la Santa Cruz en Ñielol – Temuco, los días 26-27 y 28 de marzo del 2019.
El objetivo fue reflexionar sobre su vida consagrada y celebrar los jubileos de los hermanos: Teoforo de Jeu, 60 años de sacerdote; Omar Escalona 50 años de vida consagrada; Juan Bauer y Eulalio Cabodevilla con 50 años de sacerdote cada uno.
Reflexión
El día martes, el ministro provincial, Hno. Miguel Angel Ariz, invitó con el texto de las Bodas de Caná, a descubrir la necesidad de volver a llenar las tinajas de agua –a volver a confiar en el Señor- para que Jesús, motivado por María, las convirtiera en vino- alegría y esperanza en el caminar como Capuchinos en Chile hoy.
Este momento fue vivido en una revisión de su vida y en una mirada de futuro frente a esta nueva iglesia que surge hoy motivada fuertemente por la reflexión que están haciendo los laicos.
Prioridades
Otro momento importante fue el segundo día, en el que se trazaron las nuevas prioridades para la vida fraterna, de oración y misión, descubriendo la fragilidad y el deseo de tomar la mano del Padre misericordioso. Es pos ello que, junto con pedir perdón como Provincia, también hubo tiempo para vivir un momento fuerte de reconciliación y penitencia, viviendo en fraternidad el perdón en la confesión.
Este momento de perdón, brindó la alegría y fuerzas para seguir en el propósito de ser significativos y testigos de la alegría de su vocación. Ter
El segundo día concluyó con una recreación fraterna, donde la comunidad de Pucón, llevó cartones de Bingo y cada comunidad un regalo para el juego. Fue un momento de mucha fraternidad y alegría.
Celebración
El día final, en ambiente igual de reflexión, acompañó la jornada el Hno. José Catalán, OFM , quien recordó el texto del Testamento de Siena de San Francisco, cuando ya sentía que terminaba su vida, donde decía: “en señal y memoria de mi bendición y de mi testamento, siempre se amen unos a otros”.
La reflexión los invitó a situarse en forma personal y comunitaria, en el contexto actual de esta revelación, desde la perspectiva de amarnos y amar. Un tiempo de dejarse perdonar y dar testimonio de este perdón en la acogida e inclusión de todo lo que la vida y naturaleza entrega.
La Asamblea finalizó con la eucaristía, donde los cuatro hermanos, dieron testimonio de su vocación: Eulalio, agradeció la misericordia de Dios en su vida, que aunque frágil siempre sintió ese amor de Dios durante toda su vida; Teoforo, partió contando que en el santito de recuerdo de su ordenación escribió “quiero santificarme para que ellos sean santificados”, esto lo escribe dándose cuenta que por la dificultad en los estudios no llegaría a ser sacerdote y que, por otro lado, había más hermanos no sacerdotes santos que los sacerdotes. Pero el Señor le dio la gracia y llegó a ser sacerdote y hoy agradece sus 60 años en el ministerio, donde en cada eucaristía pide la santidad para él y para todos los creyentes.
Juan Bauer, recuerda que siempre quiso ser misionero y como los Capuchinos tenían como horizonte las misiones, quiso salir de Alemania y así llegó a Chile. Reconoce que ha cometido errores, pero que siempre los laicos lo han acogido y acompañado en su ministerio lo cual lo ha hecho más llevadero.
Finalmente habló el Hno. Omar, quien dice que en estos 50 años como religioso, ha sido muy feliz, con altos y bajos y da gracias a Dios. Le decía al ministro provincial, que él puede pasar por momentos difíciles, pero que quiere seguir siendo Capuchino, pase lo que pase, pues aquí ha sido muy feliz y quiere seguir siendo feliz.
Finalmente junto al pan y el vino, se ofrecieron sus vidas y se pidió la gracia de Dios para seguir siendo Capuchinos y discípulos de Jesucristo. Terminada la eucaristía, vino el almuerzo fraterno que concluyó con una rica torta en honor de los jubilares.
En alabanza de Cristo. Amén.
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