Jesús de Nazaret, el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14, 6), nos llama a caminar siempre con ojos fijos en el Amor, que Él mismo lo es, tiendo la Verdad de su presencia como fuente de nuestra fuerza, de cuya vida brota y nos cambia en vivientes. Movidos por el Espíritu del Viviente, los frailes de nuestra Delegación empezaron el cuarto día de la Asamblea tiendo la feliz asesoría del Hermano Juan Junior, Vicario Provincial de la Provincia de Minas Gerais y biblista.
Hermano Juan empezó con la lectura del primero libro de los Reyes, capítulo diecisiete. A partir del texto de la viuda de Sarepta y del profeta Elías, él hizo una reflexión: “Quien entrega todo, aunque sea poco, vive con la esperanza y el amor, cambiando el poco en abundancia”. Él propuso un pensamiento que nos llevó a buscar el significado de las crisis de hoy día para nuestra vida de hermanos menores. El sentido de renovación y de cambio está en la interacción entre nosotros y los acontecimientos, no solamente en eses últimos. Así como hacemos en el pasaje del año, cuyo sentido no está en un día después del otro, pero en el compromiso, movido por la esperanza, de que hacia adelante puede ser diferente, una cosa nueva, con nuevas mañanas. La nochevieja somos nosotros que significamos.
También el séptimo día de la creación nos enseña que tenemos que tomar un descanso de vez en cuando para evaluar, agradecer, perdonar y empezar de nuevo y de un modo nuevo. Delante de esas imágenes y de tantas otras que el hermano Juan nos ha propuesto, hablamos de una misma cosa: “es necesario dar el primer paso, mismo que no sepamos lo que pasará, pues el tiempo propicio es aquel que hacemos propicio.
En seguida, fue abierto el plenario para que los hermanos pudiesen hacer sus comentarios, preguntas y contribuciones. Al fin de la mañana, abordamos el tema de la reconciliación, a través de un texto de hermano Prudente Nery, hermano de la Provincia de Minas Gerais y experto en teología fundamental. Fue abordado el poder de la oración y del perdón para libertar y tornar posible el amor que nos pide nuestro Dios. Los hermanos, entonces, expusieron sus reflexiones y aplicaciones prácticas en la vida fraterna.
Por la tarde, hubo una reanudación acerca do que fue abordado por la mañana. En seguida, hermano Juan trajo la escena de Juan, el Bautista, y la propuesta de hacer un camino de renovación desde el arrepentimiento hasta los desafíos. Él también reflexionó acerca de la sensibilidad que fundamenta las buenas relaciones en la fraternidad. ¿Cómo miramos unos a otros? ¿Somos capaces de reconocer cuando un hermano no está bien? ¿Por qué la gente nos procura aún, y no a otros? Después de una pequeña pausa, volvemos con trabajos en grupos por fraternidades, cuyo objetivo consiste en debatir todo lo que fue presentado desde la mañana hasta al fin de la tarde, tiendo atención para la necesidad de como es posible practicar lo reflexionado.
Al fin de la tarde, celebramos la Eucaristía, presidida por fray Takaki, el Vicario Provincial de San Paulo, rogando a nuestros Dios que nos ayude a reconocer donde erramos y como hacer de nuevo, como recomenzar con los ojos fijos en Él, agradecidos por su amor y su misericordia. Además, recordamos lo que nos dijo nuestro hermano Francisco acerca de la necesidad de siempre ponerse como un siervo delante de su altísimo y glorioso Dios.
