Ñielol, Temuco 15 de mayo del 2017
Como estaba presupuestado, éste lunes 15 de mayo a las 13.00 horas en la casa de ejercicios de las Hermanas de La Santa Cruz, los Hermanos Capuchinos se reunieron para tener su Asamblea Provincial bajo el lema “Regenerar Nuestro Hábitat Carismático”, en la línea de poder mirar la realidad y asumir nuevos desafíos. Con la participación de casi todos los hermanos, cerca de 40, exceptuando el Hno. Ricardo Miranda que esta delicado de salud en al Hospital de la Universidad Católica en Santiago.
En un primer momento, el Hermano Ministro Provincial, introdujo la temática con una visión de la realidad actual a nivel socio cultural y religioso. El tiempo que vivimos, un cambio de época, que ha llevado a asumir situaciones que también sufre nuestro mundo por diversos motivos: laborales (dificultad de reunir toda la familia, lejanía de los trabajos), un cierto laicisismo, una vida “light” donde todo es desechable, marca un individualismo y lejanía de Dios. En este clima no es fácil poder trasmitir nuestra fe, evangelizar. Por eso, es que parece urgente poder seguir los pasos del Papa Francisco cuando nos invita a ser una “Iglesia en Salida”, o sea, una Iglesia que escucha, acoge y anima en medio de esta nueva realidad.
Desde esta perspectiva, el Hno. Bernardo Molina, partiendo del modelo de nuestro hermano Francisco de Asís y de las constituciones de la orden, motivó un trabajo donde se recogió de nuevo la vocación de los hermanos. “Nosotros agradecemos con alegría la gracia especial de la vocación a la vida religiosa que Dios nos ha concedido” (Constituciones de los Hermanos Capuchinos 2,3)
Desde lo anterior, se hizo una mirada de la realidad, de los cambios que ella ha tenido, para poder iluminarla de nuevo desde Jesucristo. Él ha motivado en los hermanos las respuestas de otros tiempos, con la evangelización y formación de comunidades, parroquias y centros de formación. Hoy todo esto se ve acompañado por el estado. ¿Cómo situarnos en esta nueva realidad? Una realidad que ha sufrido cambios profundos, que implica un nuevo y audaz salto. Aquí, la invitación es mirar los encuentros de Jesús con sus discípulos, la mujeres y la sociedad de su tiempo como iluminación.
Jesús se encuentra con María fuera del sepulcro y cambia su tristeza en alegría (Jn 20,1); se encuentra con los discípulos a la orilla del Lago y les prepara algo de comer. Les sorprende y anima (Jn 21,1); con los discípulos de Emaús, que van tristes, discutiendo y les devuelve la alegría, los vuelve a encantar y enviar (Lc 24,36); Jesús se encuentra con Tomas, el incrédulo y le fundamenta su fe y recupera la alegría (Jn 20,19). Jesús resucitado es un Dios de encuentro y cada encuentro es regenerativo (renovador).
Cuando se mira la vida del Hno. Francisco, se descubren dos aspectos fundamentales para buscar un cambio y manera de ser creyente hoy: Dios es el actor principal en su vida “El Señor me dio hermanos… El Señor me condujo entre los leprosos…” Y luego la bondad que produce este encuentro con el resucitado “Altísimo y glorioso Dios”.
Francisco de Asís es el hombre que recibe del Señor su historia y se adhiere a ella con fuerza y responsabilidad. Hoy nos toca a nosotros asumir este desafío de dar una nueva respuesta a nuestra realidad. En esta nueva realidad Dios también está presente y aquí tenemos que aprender a vivir vocación evangélica y “regenerar nuestro hábitat carismática personal y fraterno”.
Como síntesis, se concluyó que «la oración y el dialogo serán los mejores espacios que nos damos esta semana para discernir lo que el Espíritu nos susurra para nuestra vida. Por eso, nuestro alimento principal es la eucaristía, el compartir y la presencia de María que invocamos todos los días, para que su ternura nos ayuden a responder con generosidad e ir de prisa, llevando en nuestro corazón a Jesús para compartir con los demás, a ejemplo de su visita a su prima Isabel».
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