Al concluir nuestra Asamblea en Ñielol (Temuco), descubrimos que debemos empezar un nuevo camino, donde la realidad que vivimos tiene que ser fundamental en las nuevas opciones a seguir. Ya tenemos la fuerte inspiración del Papa Francisco con la invitación a ser una “Iglesia en salida”, una vida consagrada que recupere su alegría y cercanía con el nuevo pueblo de Dios que nos toca acompañar. Por eso, mirando nuestra realidad, el apoyo de jóvenes y laicos capuchinos, de toda la comunidad cristiana que vive en nuestras presencias y parroquias, vemos claramente que así como a Francisco de Asís en su tiempo, los leprosos, tocaron su corazón y motivaron su conversión, le dieron sentido y sabor a su vida cristiana, hoy nosotros vemos tres direcciones en la cuales debemos hacer camino para un proceso claro y definido de renovación, regeneración de nuestro hábitat carismático:
Primero: Consigo mismo. Francisco de Asís aprendió a conocerse, encontrarse y perdonarse. La estadía con los leprosos lo hizo crecer en una nueva percepción de sí mismo. Dios a través de los frágiles y vulnerables, le regaló una nueva imagen de sí mismo. Ya no se mira de la clave del éxito y del poder, sino de la humildad y del servicio.
Segundo: Con los demás. Tanto los hombres como la creación no son ámbitos sólo para utilizar y aprovechar, para satisfacer la propia sed desesperada de gloria, sino son lugares y presencias hacia las cuales debemos ir con un corazón lleno de paciencia y humildad. De aquí la fuerza de la palabra “Hermano” (frater).
Y tercero: Con Dios. Francisco de Asís adquiere una nueva visión de Dios. la contemplación de Cristo como acceso al misterio del amor de Dios que se abaja en la misericordia donada al hombre. Esta es la omni-potencia de Dios: el amor y el servicio.
Necesitamos recuperar la dimensión escatológica de nuestra vida. El mismo Concilio Vaticano II cuando habla de la Vida Consagrada acentúa el carácter escatológico, somos un anticipo y una presencia del Reino de Dios. Tener una mirada en el futuro no significa huir del presente, es todo lo contrario. Francisco de Asís asumió a fondo esta dimensión, por eso, sus opciones inmediatas (cotidianas, culturales) fueron altamente coherentes, pues sabía donde quería llegar.
Esto es lo que alimenta nuestra esperanza. Debemos reavivar la esperanza. Regalarnos esperanza ante tantos profetas de desesperanza que anuncian la muerte de la vida consagrada. Hoy más que nunca nos comprometemos a vivir nuestra espiritualidad y está con el nuevo laicado que descubre en ella una vocación de vida para sus estados matrimonial, laical o consagrado.
Con esta motivación y deseos de ya comenzar en nuestras comunidades con los laicos el seguir profundizando, el día viernes 19 de mayo del 2017 hemos concluido nuestra Asamblea con una eucaristía y almuerzo fraterno, donde recordamos algunos jubileos de algunos hermanos y los cumpleaños del Hno. Adrián de Vet, párroco de San Juan de la Costa, del Hno. Manuel Sánchez, en la enfermería de Santiago y el Hno. Telmo, actual postulante.
Dios siga bendiciendo nuestros caminos y su Espíritu los ilumine.
Hno. Héctor A. Campos M.
Que nuestro Señor siga bendiciendo a cadauno de mis hermanos …paz y bien. .