Nuestras fraternidades y presencias de Hermanos Menores Capuchinos de Chile nos unimos en oración por el eterno descanso del Hermano Papa Francisco, verdadero Evangelio viviente de ternura y misericordia.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana
la muerte corporal, que hoy ha visitado con mansedumbre
a tu fiel siervo, el Papa Francisco.
A la luz de la Resurrección, todavía celebrando la octava de Pascua, fuimos visitados por nuestra hermana Muerte, que con dulzura y silencio condujo a la Casa del Padre a nuestro hermano, el Papa Francisco.
En medio de los cantos de Aleluya, ahora resuena un silencio de reverencia y gratitud. Francisco partió como vivió: en sencillez, confiando en la misericordia, y con los ojos fijos en Jesús. Fue un hombre sencillo, de alma fraterna, hermano de los pobres y de la creación, caminó entre nosotros con sandalias de pastor, y con un corazón de un franciscano. Cantó la paz, sembró el bien, abrazó el mundo con ternura, y nos enseñó que la misericordia es el nombre más bello de tu amor.
Hoy, Señor, acoge a este hijo tuyo como el Padre acoge al hijo que vuelve a casa. Y nosotros, que nos quedamos, te damos gracias: por su vida entregada, por su valentía de reformador, y por habernos mostrado que la humildad es el trono donde Tú reinas. Que la vida del Papa Francisco, marcada por el espíritu de Asís, por la escucha, la paz y la alegría del Evangelio, siga inspirándonos a ser hermanos y hermanas de todos, cuidadores de la casa común y testigos de la ternura de Dios.
Descansa en la paz del Resucitado, Hermano Papa Francisco. Y ora por nosotros, tus hermanos peregrinos de la esperanza. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Hno. Mauricio Silva dos Anjos, OFMCap.
Delegado Provincial