Clara de Assis, luz para uma nova humanidade.
Clara, iluminada por el Sol Invencible,
Clara, en ti resplandece la Nueva Alianza!
Clara, has cultivado la vida plena,
en la armonía de las bienaventuranzas, Clara, Clara!
Mis Hermanos de la Delegación San Francisco de Asís de Chile, mis Hermanas Clarisas Capuchinas del monasterio de la Santísima Trinidad de Santiago y del Monasterio Santa Clara de Pucón, mis Hermanos vocacionados, mis Hermanos y Hermanas, laicos y laicas capuchinos y de la OFS, al pueblo de Dios simpatizante con nuestro carisma FrancisClariano, deseo que qué ¡El Señor te dé la Paz!
El 11 de agosto, toda la familia franciscana celebra la fiesta de Santa Clara de Asís. Entre las muchas oraciones que le dirigimos en este momento de nuestra historia, queremos suplicar y buscar en Santa Clara la luz la inspiración para reconstruir una nueva humanidad.
Para nosotros, este no es solo un día festivo, sino una hermosa oportunidad de dejarnos tocar por la provocación de la vida y del ideal de esta más perfecta seguidora de nuestro Hermano San Francisco de Asís. La que él cultivó como su «pequeña planta». Por eso, ella es para nosotros «maestra» en este seguimiento de Cristo a la manera de Francisco de Asís.
En su creatividad, supo captar lo que es el corazón y el drama de todo el movimiento franciscano. Por eso hoy celebramos nuestro carisma franciscano. En su ideal apasionado y apasionante, Clara nos provoca a tomar, también nosotros, un lugar en esta gran historia de seguimiento radical de los pasos de Cristo. Su testimonio ha marcado la vida de una multitud de fieles, no solo entre sus hermanas o dentro de la Orden franciscana, sino desde los papas y reyes hasta los más simples y pequeños que han podido ver en ella, como en un espejo, el reflejo de Jesucristo, pobre y crucificado.
Clara de Asís, noble, rica y bella, no puso en estos atributos los valores más grandes de su vida. Desde los primeros años, se esforzaba en amar profundamente a Cristo. Así fue percibiendo en sí mismo el llamado a una misión más grande.
El referente de Clara es el Cristo y no solo Francisco. Pero fue la mirada afinada por esa continua contemplación que la hizo observar desde lejos y cada vez con más atención, la transformación que tuvo lugar en Francisco, su renuncia a los bienes y a la familia, sus primeros seguidores y el estilo de vida que llevaban. Fue percibiendo en ellos el encuentro con el verdadero significado de la vida, la plena felicidad.
La vida de Santa Clara, desde su nacimiento hasta su canonización, está toda envuelta en el misterio y en el simbolismo de la luz. La luz profética de Santa Clara no solo brilló en ese período de la Edad Media, sino que sigue siendo una luz referencial para la humanidad actual que, en este momento, atraviesa por diferentes situaciones de oscuridad. Por eso, en este día festivo, queremos invocar a Santa Clara y suplicarle que con su claridad y su «espejo de ejemplo» nos inspire a ser «candelabros» para construir una nueva humanidad: una humanidad reconciliada y pacificada; una humanidad cuidadora, fraterna y profética; una humanidad transfigurada a partir del Amor de Dios; una humanidad reconstruida en la fe y compadecida con los dolores de los hermanos y de toda la creación; una humanidad alimentada por la esperanza de un mundo mejor, con la propuesta de «una forma de vida con el sabor del Evangelio» (Fratelli tutti, n.1).
Clara tiene mucho que decirnos, no solo en palabras, sino principalmente con su vigoroso testimonio. Es la expresión de la vivencia radical del Evangelio: vivirlo y nada más. Pero no lo hace con dureza. Pone los valores esenciales del cristianismo en el modo de vida cotidiano, simple, fraternal y femenino. Su testimonio es para nosotros una garantía de que vivir así es posible. Seremos auténticos cristianos y franciscanos si nos consagramos a la alegría de quien vive con el Señor. De esta manera, estaremos abriendo nuestra Fraternidad y nuestra familia a la acción de Dios y permitiendo que esta gran santa traiga un poco más de claridad a la Iglesia y al mundo de hoy.
Pido a todos nosotros las bendiciones de Dios, como le gustaba de pedir Santa Clara:
El Señor Todopoderoso os bendiga;
Que vuelva a ti su mirada misericordiosa,
y os dé su paz! Amén.
Derramad sobre vosotros sus gracias en abundancia,
y en el cielo, ¡os ponga entre sus santos! Amén.
Que el Señor esté siempre contigo, y que siempre estés con él! Amén.
¡Una bendita fiesta de Santa Clara a todos ustedes!