Iluminados por la luz de Cristo Resucitado, el 15 y 16 de abril, salimos de nuestras casas para reunirnos en nuestra Casa Pastoral Jesús de Nazareth en Hualpén para continuar con nuestro trabajo pos pandemia, y así comenzamos con la pregunta: “Maestro, ¿dónde vives? deseamos crear intimidad con Jesús”. Y Él nos hace una invitación: «Vengan y vean». El encuentro con la persona de Jesús cría intimidad, cercanía, sencillez y acogida.
Sobre todo, vale la pena agradecer al Espíritu Creador, a nuestros jóvenes capuchinos de Chile, que están pasando por tantas transformaciones que se han dado en el mundo, en Chile y en la Iglesia el mensaje de Jesús como Pastoral Juvenil Capuchina en Chile ha traído y quiere seguir trayendo juventud al presente.
Cuando pienso en los desafíos que vendrán por los cambios en nuestra historia, en Chile y en la Humanidad, cambios que pueden obligarles a tomar decisiones de graves consecuencias para el futuro común, me lleno de esperanza. Los tiempos son dramáticos, claramente expuestos por la post pandemia al punto que el Papa Francisco dice: “estamos todos en el mismo barco, o nos salvamos todos o no se salva nadie”.
Creo que son portadores de la esperanza de que todos seremos salvados, están anclados en lo más fuerte e invencible que es el amor. Él no es sólo una energía humana. Es también una energía cósmica, cantada poéticamente por Dante Alighieri al final de cada canción de su Divina Comedia: “l’amore che move il sole e l’altre stelle”: “el amor que mueve el sol y las demás estrellas” y yo añadiría “que también nos conmueve el corazón”. Ese amor nos conmovió y siempre lo hará, conmoviendo el corazón de todos nosotros. De hecho, sólo el amor salva. Quien tiene amor lo tiene todo.
Queridos jóvenes, que nuestra tierra sagrada y fértil se convierta cada vez más en un jardín colorido, diverso, fragante, con dulces frutos, rico en amor, resiliencia, respeto, cuidado, dignidad.
La Pastoral Juvenil Capuchina de Chile es, sin duda, una escuela de vida responsable de la formación de seres humanos comprometidos con causas proféticas y liberadoras.
En mis oraciones pido a la Virgen del Carmen que cubra con su sagrado manto a la juventud capuchina de Chile, que Jesús, el joven profeta peregrino presente en esta historia, siga caminando con nosotros y a la luz de Dios junto al Espíritu Santo. Amén.